Red de conexión intergeneracional
Para nosotros estar en contacto con la naturaleza es realmente importante. Por ello hemos querido reflejarlo en el nombre de la plataforma. Un día, llegó a nuestras manos un artículo donde la ecóloga canadiense Suzanne Simard, de visita en Chile, comprobó que los árboles de los bosques están conectados a través de una red subterránea de hongos, por donde se envían recursos vitales, comparten información y se protegen mutuamente ante posibles peligros. Nos llamó la atención que los árboles más grandes y viejos –árboles ‘madre’– son los que están más conectados con el resto y, cuando los árboles jóvenes germinan, les transfieren elementos vitales. Pero parece que la transferencia de recursos no sólo va en un sentido –del árbol madre al joven–, sino que es bidireccional, incluso entre distintas especies de árboles. «Hay un intercambio constante, es una suerte de conversación, en que una planta le da a una y la otra le da de vuelta», señala Simard.
De hecho, se ha constatado que los árboles germinaron cuatro veces más cuando se habían conectado con los más viejos que cuando estaban aislados. Las plantas con carencias reciben alimento de las plantas más ricas. La ecóloga considera que se transmite la protección y la sabiduría intergeneracionalmente gracias a la conexión del bosque. Allí se conserva una jerarquía ancestral; la naturaleza da todo el rato, pero también recibe. Es un intercambio constante que puede ofrecer una lección valiosa a las personas.
Volviendo a Chile, encontramos el Parque Nacional Alerce Costero, donde se encuentra el Gran Abuelo, el quinto árbol más antiguo del mundo. Tiene unos 3.500 años y mide 50 metros de alto y 11 de perímetro, soporta muy bien las temperaturas, y su madera es muy resistente. Por ello, no podíamos llamar la plataforma de otro modo, pues observamos un paralelismo entre la figura del mentor y la del Gran Abuelo. Nosotros somos como él: resilientes y adaptables a los cambios, al igual que siempre lo han sido los docentes -ante los cambios del sistema consiguen adaptarse, avanzar y seguir creciendo- También sabios, ya que el paso de los años va curtiéndonos, del mismo modo que las inclemencias del entorno curten al árbol.
El Gran Abuelo observa desde arriba el bosque, aprendiendo de él e integrado con el resto gracias a su raíces y a sus ramas. Es independiente pero participa en la comunidad, protege a las demás plantas, se alimenta del mismo suelo y también aporta a los demás con su sombra y protección. En Alerces tratamos de reflejar esa red de ayuda y crecimiento bidireccional que brinda la naturaleza. Queremos crear una comunidad con esos valores, honrando a todos esos grandes abuelos como este árbol milenario, ya que para nosotros es una manera de darle las gracias a todos ellos, por su sabiduría, su escucha y su amor incondicional.